27 junio 2008

Las doce pruebas de Asterix

Como ya he comentado anteriormente, la vida es un camino de constante autodescubrimiento y a menudo se sustenta en darse cuenta de pequeños detalles.

Aun asi, hay momentos en los que se deben afrontar desafios, la mayoría autoimpuestos y de vez en cuando ineludibles. Son hitos cuya resolución marca el camino y define futuros avances.

Aunque en ningún sitio estén estipulados ninguno de estos hitos, no puedo quitarme la sensación de que de un tiempo a esta parte he tenido una serie de pruebas que superar.

Ahora mismo soy consciente de que todavía me faltan 2 (las más difíciles sin embargo) y estoy inmrersa en mitad de la resolución de la tercera...

Si por lo menos se pudiera consultar un manual para saltarse los pasos difíciles y llegar directamente al final como en los juegos...

22 junio 2008

No es lo mismo conocer el camino...

Tu infancia transcurre en una época de permanente curiosidad.

Es en la turbulencia de la adolescencia cuando empiezas a vislumbrar senderos pero simplemente los ignoras dando palos de ciego.

Entonces entras en una etapa en la que constantemente descubres cosas nuevas y aprendes multitud de supuestas verdades universales.

Cuando te das cuenta al cabo de un tiempo de que en realidad lo que tienes que hacer es desaprender todo lo aprendido.

Y entonces, de repente, llegas a la conclusión de que lo realmente importante es que todo te toque la...

P.D.: el hecho de que el ascensor no funcione no ayuda... o a lo mejor si...

12 junio 2008

Taido

Calor. Mucho calor. Respiras por la boca porque hace mucho tiempo que ya no te entra suficiente aire por la nariz. Tus músculos arden, te mueves con muchísima lentitud, como si tu cuerpo se hubiera convertido en piedra. La pelota pesa mucho más que cuando empezaste y no eres capaz de mantener correctamente el grip de tu raqueta. Estás totalmente agotada y lo notas, seguramente el resto lo note también, pero a estas alturas eso te da igual. En tus ojos brilla una férrea determinación, energía que hace posible que tu cuerpo exhausto se mueva una vez más, a pesar de que parecía imposible. Otro golpe, otro fallo...

Estás llegando a tu límite, vas a tener que parar, lo sabes. ¡NO! Te resistes. Un poco más. Tienes que aguantar. Te ha costado mucho llegar hasta aqui, ¡no te puedes rendir ahora!. Otro golpe más, sólo un poco más...

... y entonces sucede. De repente respiras con normalidad, la cantidad de aire que inspiras es suficiente, agradable, dulce incluso. Tus músculos se han vuelto ligeros y flexibles, como si se hubiera esfumado el traje de piedra que llevabas puesto un instante antes. Todo se ralentiza, ves la pelota claramente, va muy despacio, tienes todo el tiempo del mundo para llegar hasta ella. La golpeas, sin esfuerzo y sale disparada, con fuerza, porque ya no pesa, tu raqueta tampoco pesa y la sostienes sin problemas. No piensas, simplemente reaccionas. No tienes que pensar dónde lanzar el siguiente golpe porque tu cuerpo lo sabe instintivamente. No hay dudas, ni miedos, ni recriminaciones por errores pasados. Nada. No hay nada. Si un golpe no entra, no piensas nada, simplemente esperas el siguiente, y el siguiente, y otro más...

Pero el ser humano es avaricioso. Ves tu cuerpo reaccionar instintivamente, tu mente clara, y quieres poseerlo, controlarlo, encerrarlo en los límites de tu consciencia. Entonces, tan inesperadamente como vino, se desvanece, se te escapa de los dedos, como intentar coger un puñado de agua. En ese momento es como si despertases, con una sensación agridulce, pero sonríes, porque sabes que habrá una próxima vez...

Si pudiera ser capaz de alcanzar ese estado en cualquier momento y de manera consciente...

Phoenix Corporation

"Esto parecía una buena idea, ¿verdad general?" piensa para sus adentros mientras observa a través de la ventana cómo los árboles se agitan a merced de un viento que no es normal en esta época del año. "Bueno, este año nada está siendo normal" suspira mientras se aleja de la ventana para sentarse en su escritorio.

Incertidumbre. La tan odiada y paralizante incertidumbre. Así es imposible elaborar un plan estratégico ni conseguir que los proyectos que están en ciernes avancen, piensa mientras se masajea las sienes y frunce el ceño.

"Hemos recibido una respuesta a la oferta que mandamos hace tiempo a unos posibles inversores, y esta tarde tenemos la reunión para evaluar la posible fusión con los extranjeros"

Lice, el torbellino. El que faltaba. Fiel a su naturaleza, ha irrumpido como un vendaval en el despacho hablando apresuradamente y dejándose llevar por las miles de posibilidades que podrían surgir.

"Lo se Lice, lo he leido, pero hay que ser cautos. En realidad la respuesta no dice nada y no nos ofrece ninguna salida ahora mismo, y soy bastante excéptico con los resultados de la reunión de esta tarde"

"¡Pero tenemos que empezar a movernos! ¡El tiempo se nos está empezando a echar encima y no podemos aguantar mucho más esta situación!"

Ambos se enzarzan en un duelo de miradas cuando son interrumpidos por una voz profunda y calmada.

"Esta semana no hemos avanzado apenas en la certificación y los plazos que manejamos son muy ajustados"

K, la calma por excelencia, acaba de entrar silenciosamente ya que, como no, Lice ni siquiera se molestó en cerrar la puerta.

"Claro que son ajustados Mr. Zen, pero ya me contarás que vamos a hacer cuando nos quedemos sin nada de liquidez, por no hablar de que si tardamos mucho más en empezar a movernos, nos vamos a tener que reunir con los contestadores automáticos porque no va a quedar nadie..." responde Lice sardónicamente mientras se abalanza sobre él con expresión de un predador que ha encontrado su presa.

"Si nos precipitamos y vamos sin la certificación, nuestra posición negociadora se va a resentir bastante, como bien sabes teniendo en cuenta nuestras anteriores experiencias", replica K calmadamente y sin alterar su expresión.

"K tiene razón, todavía queda bastante trabajo para tener lista la certificación, pero si hay que elaborar presentaciones para las ofertas es necesario empezar ya y luego están las obras de las nuevas oficinas, y el traslado, y..."

Como era de esperar, los dos que faltaban han aparecido en el despacho. Nai, la mano ejecutora, como siempre abrumado por las tareas pendientes. Mientras que el pequeño saltamontes observa con su ingenua expresión, aunque no puede evitar participar en el debate.

"Cuando decidimos adentrarnos en esta situación, nuestro objetivo fundamental era terminar todo lo que teníamos pendiente para empezar una nueva etapa sin ataduras ni lastres"

El pequeño saltamontes siempre recordándonos lo que realmente es importante, piensa mientras esboza una sonrisa.

"Efectivamente, y la certificación es algo que nos ha estado lastrando y nos ha impedido emprender proyectos más ambiciosos"

"Si si, todo lo que tu quieras, pero la situación se nos ha ido de las manos y ahora mismo hay que ser realistas, y tenemos que tomar medidas pero ya"

"Pero no podemos hacer todo a la vez, ya es difícil concentrarse en una cosa, los días no tienen tantas horas y a ver a qué le dedicas tiempo, y..."

"¡BASTA!"

Sin poder aguantarlo más, se ha levantado de su silla mientras mira con cara de pocos amigos a todos los componentes de la habitación, los cuales, interrumpen su acalorada discusión y se dedican a mirar distintas partes del mobiliario.

"En cierta medida, todos teneis razón" comienza mientras se aleja de la mesa acercándose a ellos, frase que provoca un sonidito autocomplaciente en Lice, interrumpido rápidamente por una fria mirada mientras prosigue.

"Pero no vamos a llegar a ninguna parte perdiendo aqui el tiempo con discusiones sin sentido. Ahora mismo el objetivo primordial es la certificación, así que Nai ponte con ello, pero sin hacer barbaridades que nos conocemos. No quiero que un día hagas excesos y luego no puedas con tu alma. ¿Entendido?"

"Oookayyy" responde sonriente Nai y lleno de energía ahora que ya tiene un objetivo que perseguir mientras sale apresuradamente del despacho.

"Vosotros tres os vais a dedicar esta semana a evaluar las propuestas que hemos recibido. Eso si Lice, no quiero que te precipites ni empieces como el cuento de la lechera, símplemente dedícate a valorar lo que nos ofrecen sin tomar ningún tipo de decisión de momento. ¿Ha quedado claro?"

"Cristalino" responde sarcástico mientras mira de reojo a K no muy complacido por el hecho de que les toque trabajar juntos.

"Perfecto. Tu K vas a ayudar a Lice a evaluar dichas propuestas, y ten la mente abierta, ya que aunque ahora no tengamos que tomar una decisión hasta que no cerremos el tema de la certificación, necesitamos ir avanzando terreno."

"¿No deberíamos estar alguno ayudando a Nai? Somos tres y ahora mismo él es el que requeriría más ayuda..."

"Nai ahora lo que necesita es concentrarse y que le dejen tranquilo, algo que no es fácil teniéndoos a vosotros dos revoloteando alrededor de él."

"Entendido"

"Bien. En cuanto a ti" dice dirigiéndose con muchísima más suavidad al pequeño saltamontes "vas a tener el poder total sobre estos dos. No es necesario que hagas ni digas nada, símplemente dedícate a observar y en cuanto presientas que algo no te convence, esa propuesta queda descartada automáticamente. Símplemente díselo discretamente a alguno de los dos y ellos ya se encargarán de salir airosamente"

"Vale" responde felizmente el pequeño saltamontes.

"Estupendo, pues eso es todo. Ya sabeis lo que teneis que hacer." con lo que todos se retiran silenciosamente.

"Esto va a salir bien, seguro que si" piensa mientras se vuelve a sentar en el escritorio y empieza a preparar el plan de acción de los próximos dias.

Continuará...

10 junio 2008

Hay cosas que nunca cambian...

Una tarde tranquila, serena, en la que silencio rodeado de naturaleza sólo es perturbado por el sonido de un lápiz deslizándose con frenesí por el papel.

La Rubia Perfecta levanta con aire pensativo la vista de su libro y pregunta con total solemnidad:


¿Tienes que utilizar un lápiz?

Yo interrumpo en ese momento mi frenesí anotador y vuelvo de mi mundo lleno de diagramas y organización del trabajo. Después de un momento en el que me aclimato al nuevo mundo que me rodea y medito la pregunta, respondo:

Si, porque blablabla...

La Rubia Perfecta escucha con aparente interés mi explicación, y tras una pausa en la que parece haber encontrado un pequeño detalle que no encaja, imperceptible por supuesto a cualquier otro ser humano, vuelve a preguntar con la misma solemnidad:

¿Y no puedes utilizar un boli?

En este momento se empieza a formar en mi mente la sombra de la duda ("¿podría ser que se me haya pasado algo por alto en mi método de trabajo?"). No, no puede ser, si de algo me enorgullezco es de mi capacidad para desmantelar cualquier problema en pequeñas partes, con meticulosidad, de organizarlas hasta que encajen perfectamente. Pero la rubia es la rubia, imponente, por lo que con algo menos de seguridad, ofrezco mis explicaciones:

Ehhh... no, porque blablabla...

La Rubia Perfecta vuelve a escuchar mis razonamientos, aunque no con tanta paciencia como antes, y con mucha menos solemnidad, vuelve a preguntar:

Aaahhh, ¿tienes otro lápiz?

-_-

Lo volvió a hacer. La expresión de concentración y de sutil preocupación muda en un instante a una de ojos entrecerrados y entrecejo levemente fruncido.

Si lo que querías era un lápiz, me lo podías haber pedido directamente, ¿no?

Momento en el que rompe a reir con su risa tan característica y contagiosa mientras yo la miro con una mezcla de exasperación e incredulidad, intentando evitar (sin conseguirlo) que una sonrisa se me escape de la boca.

La Rubia Perfecta siempre ha sido y seguirá siendo la mejor...